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Ironía que abunda

  • Paris, Alejo
  • 20 feb 2018
  • 2 Min. de lectura

Días previos al 19 de febrero de 1954, bajo la sombra de un árbol que filtraba rayos de una esperanza que luego sería necesaria, José se deleitaba con la filosofía de “La república” de Platón. Ese fue el primer presagio.

En 1964 estalló un golpe de estado en Brasil, el autoritarismo llegó al poder en un escenario mundial de guerra fría. En aquel momento el niño solo tenía diez años, y como la dictadura no contaba con Herodes el grande, no hubo día de los inocentes. Tampoco hubo necesidad de San José o de exilio, el designio estaba trazado.

Mientras el despotismo reinaba, el niño se convirtió en hombre siguiendo su designio. Este último lo ubicó entre las paredes de una universidad pero también le puso una pelota frente a sus ojos, el niño la dominó con los pies y la devolvió con el talón. La historia empezaba a cambiar.

Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, o simplemente “Sócrates”, fue un medico y futbolista brasileño. Más allá de haber sido capitán de su seleccionado, de haber disputado dos mundiales, y de haber conseguido inaugurar una clínica médica especializada en deportistas; Sócrates, fue un luchador por la democracia en tiempos de autoritarismo.

En 1982, desde su estrellato futbolístico, promulgó “Democracia Corintiana”, un movimiento que reflejaba su lucha por el sufragio popular. Tres años después, la democracia se festejaría en Brasil.

En el fútbol, festejar un campeonato es sentirse vivo. Para la filosofía de Descartes partimos de una única certeza para saber que verdaderamente existimos, podemos dudar de todo, aplicando la mayéutica del Sócrates griego al propio razonamiento cartesiano, y es justamente la duda la que nos confirma el pensamiento, y el pensamiento la existencia. Para el fútbol, festejar un campeonato es la esencia de vida que para Descartes es la duda. Cuenta la leyenda, que en alguna pesadilla se vio cara a cara con la parca, cigarrillo mediante, Sócrates le solicitaría que lo buscara un día domingo y con el Timao de sus amores alzando la copa; y así sería.

El 4 de diciembre de 2011, aquejado por malos hábitos en la salud, víctima del alcohol y del tabaco, el médico lector de Hobbes y Maquiavelo, el luchador por la democracia llamado Sócrates, se despediría de esta vida; la ironía abunda.

 
 
 

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